Natalia & Víctor. Amor (y más de un avión de por medio)
Se conocieron de la manera más natural y cinematográfica posible: durante una fiesta de una noche de verano. Y sí, había una amiga por el medio con mucho interés en que se conociesen. Él se enamoró de ella desde el primer momento. La dulzura y la paz que le transmitía Natalia eran algo que anhelaba en su vida en ese momento. Y Natalia se quedó prendada del sentido del humor de Víctor, que la cautivó e hizo que se “enganchase” profundamente a él. Además, compartían la educación como ámbito de trabajo ¿qué podía salir mal?
Tras varios años de relación a distancia (y más de un avión de por medio), Víctor y Natalia se afincaron en Sevilla. Él quería pedirle matrimonio, así que preparó una pedida de película: viaje a Mallorca y anillo en una cala paradisíaca. El problema fue que el vuelo estaba programado para el 13 de marzo de 2020: un día antes del inicio del confinamiento. Con viaje cancelado y encerrados en su piso de Sevilla, esa noche hubo una pedida de “pijama, champagne del chino y anillo”.
La primera llamada, después de contactar con la familia más cercana, fue a Carmen, la amiga Celestina que los había presentado aquella noche de calor años atrás. Ella había sido cómplice de Víctor en todo momento. A partir de ahí, comenzaron a preparar su enlace.
El lugar elegido para la ceremonia fue la Parroquia de San Francisco Solano, en Córdoba. “Es un lugar muy especial para mí, es donde mis hermanos y yo nos bautizamos y, además, es donde se encuentra mi Hermandad”, nos desvela Natalia.
Para la celebración eligieron la Hacienda La Vereda, ya que lo que buscaban era una boda de verano “al aire libre”. ¿El resultado? Una alegre y divertida boda, llena de olivos, felicidad y amor.
Natalia eligió un vestido de Carmen Maza. Era de escote halter, en crepé de seda. Sobre él, lució una camisa de gasa con puños bordados “muy especial”. Para la ceremonia la novia complementó el look con velo y una hermosa cola.
“El vestido me permitió ser yo en todo momento: mi lado más clásico para la ceremonia y mi lado más cañero y divertido para la fiesta”, recuerda la novia.
Los pendientes eran de M de Paulet, regalo de las amigas de la novia. Estaba inspirados en el periodo de la Belle Époque, de principios del siglo XX: elegancia, cultura y mucha esencia parisina. Los zapatos de la ceremonia y el cocktail eran el modelo Iguazú de Fígara, una sandalia sencilla, en bronce. Para la fiesta decidió cambiarse por los Goya Velvet Marfil, de Pitusas, unas cuñas perfectas para bailar sin control.mEl ramo fue creado por María José, de Complementos Secret Garden.
“Es una amiga que tiene un taller de diseño y creación de tocados y complementos para eventos. Contar con ella para que me hiciera el ramo fue de lo más especial, ella sabe mis gustos y conocía el estilo de todo el conjunto de la boda”.
Del peinado se encargó I’M Estilistas. Para el maquillaje, la novia confió en Perfumería Mateo, ya que la maquilladora es la madre de una de sus mejores amigas, Carmen.
Víctor lució traje, corbata, camisa y zapatos de Silbon. Como detalle especial, llevó unos gemelos de su abuelo y los puños de la camisa bordados con sus iniciales, regalo de Carmen, su mejor amiga. Los pajes iban vestidos con trajes de lino hechos a medida, de Mima and Me. Los tocados de las niñas y los ramitos fueron también creados por María José, de Complementos Secret Garden.
El vestido de la hermana de la novia, Alicia, fue diseñado por ella misma y realizado por la firma Rosa Herrador atelier. Una apuesta segura a la elegancia, en color azul marino. Entre las invitadas, cabe destacar el look de Carmen, amiga de la pareja, que se hizo viral en redes sociales este verano. El diseño que llevaba, de Carmen Bellido, era en color berenjena, largo y con una espalda espectacular. Lo complementó con una capa de bambula en tono beige para la ceremonia.
Las invitaciones eran de Bavelier, un diseño clásico alrededor de los elementos de la boda, entre los que destacaban los olivos. La ceremonia tuvo lugar en la cordobesa Parroquia de San Francisco Solano, oficiada por Don Rafael Castro, íntimo amigo de la madre de Natalia. El coro del antiguo colegio de la novia, San Luis y San Ildefonso, hizo las delicias de todos los invitados. “Fue muy emotivo”, recuerda la pareja. La iglesia la decoró Floristería Eva. Llamó la atención la entrada, que engalanaron con un arco asimétrico compuesto por eucalipto, olivo, flores de colores vivos y mimosas.
Una vez terminada la parte más solemne de la jornada, invitados y novios se desplazaron a la Hacienda La Vereda. El catering elegido para la ocasión fue Las Camachas: “ha sido tradición en mi familia; bodas, bautizos y comuniones de mis hermanos han sido celebrados con ellos”, comenta la novia. El menú estaba compuesto por una selección de 15 entrantes fríos y calientes y “buen jamón desde el cocktail hasta la recena, durante la fiesta”. El primer plato fue una mariscada de gambas, langostinos, cigala y una ensalada de atún; y, como segundo plato sirvieron solomillo de ternera a la brasa “cocinado en directo”. De postre, una tarta de Ferrero Rocher.
La decoración floral del banquete corrió a cargo de Floristería Eva y Soniluc. La ornamentación de la finca estaba basada en lámparas chandeliers en la zona de la cena y centros de mesa con flores muy veraniegas, velas y candelabros para complementar la iluminación.
La entrada al banquete la hicieron con la canción Tu sei, de Gabri Ponte, un tema perfecto para irrumpir con energía y animar a todos los invitados. El primer baile lo hicieron con L.O.V.E. de Nat King Cole, la canción de una de las películas favoritas de la novia, Tú a Londres y yo a California.
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