Paula & Manuel. Del flechazo inesperado al “sí” inolvidable
Paula y Manu se conocieron en el trabajo. A los pocos días de que ella se incorporase, un amigo de oficina le presentó casualmente a un compañero sin imaginar ni por un momento que aquel encuentro fortuito se convertiría en toda una historia de amor.
A ella, aquel típico consultor tan… empoderado, que se sentaba en su mesa para pedirle folletos, no le causaba ninguna simpatía. Pero algo cambió con la pandemia. “Empezamos a hablar cada vez más y quedamos un día para comer. Después de seis horas sentados hablando sin parar, el camarero nos preguntó si queríamos cenar. En ese momento supe que quería estar con él para toda la vida”. Recuerda Paula.
Aunque no hubo una pedida formal, ¿qué novia no sueña con su sortija de pedida? En una visita a los padres del novio, en Segovia, descubrieron que un precioso anillo con esmeraldas que pertenecía a la familia le quedaba perfecto, y con él llegó una pregunta mágica: “¿te quieres casar conmigo?”. Desde entonces, ella ya no se lo quiso quitar.
Disponían de solo de ocho meses para organizarlo todo y la distancia y la gestión con los proveedores fue todo un desafío. Sin embargo, la ilusión por involucrar a todos los invitados se convirtió en el motor principal. Cada detalle debía reflejar su personalidad y la historia que los unía.
En un viaje desde su tierra natal en Galicia hasta Madrid, Paula le mencionó a Manu su deseo de casarse en el Pazo de Pegullal, frente a la casa de su abuela. Él, sin dudarlo, respondió: “Pues solo nos casamos si es allí”, pero —como ocurre con frecuencia en la vida— las circunstancias no tardaron en cambiar. “Esa misma noche fuimos a cenar con mi prima y su marido y nos habló del Pazo Los Escudos”. Ella había peinado allí a muchas novias y les describió el lugar de tal manera que al día siguiente ya tenían fijada la fecha.
“Tenía claro que mi vestido tenía que ser a medida. Para ello, conté con la ayuda de Tere Baquero, mi modista de confianza en O Porriño (Pontevedra). Juntas, fuimos dándole forma al diseño, siempre teniendo en cuenta mi estilo y la comodidad que necesitaba para bailar toda la noche. El resultado: un vestido de corte recto con el cinturón confeccionado por Tere con espalda descubierta, acompañado de un abrigo de manga abullonada. Para los detalles de la hebilla y los botones, encontré lo que necesitaba en Pontejos, una reconocida mercería de Madrid. Y los zapatos de salón abiertos con pedrería los vi al final de un pasillo en El Corte Inglés de Castellana y el flechazo fue instantáneo”.
“Se dice que el vestido hace la boda, pero el velo hace a la novia. Por eso opté por un velo tipo jaula que me define: sencillo y práctico. Completé el look con unos pendientes artesanales XL de Acus que de inmediato cobraron un gran protagonismo.
La inspiración beauty surgió de mi prima Estela, mi estilista, quien aprovechó mi corte bob con ondas y raya al medio, adornado con perlas. Jenni, integrante del mismo equipo de de Estilismo Hair Spa Salon, resaltó mis rasgos con tonos naturales en el maquillaje, realzando mi mirada con delineador y logrando un toque natural perfectamente equilibrado con el rojo de los labios.
Siguiendo la tradición, algo azul: el anillo de compromiso, una reliquia familiar que perteneció a la abuela de Manu y que ahora sella un futuro compartido. Algo prestado: el labial rojo de mi prima, un símbolo de la alegría y el amor que compartimos. Algo nuevo: mi vestido, un diseño que refleja la esperanza y la ilusión que siento por este nuevo camino que empiezo. Algo viejo: el maravilloso body que una de mis mejores amigas llevó en su boda, un guiño a la amistad y el apoyo que siempre nos hemos brindado”.
“Manu, siendo un novio súper low cost, decidió alquilar un chaqué y encargar una camisa a medida en una sastrería de Alcalá de Henares. Para cumplir con la tradición, llevó una corbata prestada por su tío, quien la usó en la boda de su hija y era algo que le hacía especial ilusión, unos gemelos nuevos con forma de puzzle, ya que le encantan los juegos de mesa, y para el toque de ‘algo azul’, un chaleco que completaba su conjunto”.
“Para la decoración floral, contamos con la florista Eli de Fara Floristas, de Salceda (Pontevedra). Ella creó mi ramo minimal chic con una selección de flores blancas, follaje verde y delicados toques dorados, y también se encargó de confeccionar los prendidos y decorar el carrito de la niña de las flores. Además, Laura, la experta del Pazo Los Escudos, instaló un pequeño rincón de bienvenida y un elegante arco hexagonal de metal como fondo para la ceremonia, adornado con flores que armonizaban perfectamente con el estilo de mi ramo”.
La ceremonia, oficiada por un amigo, estuvo repleta de momentos emotivos. Desde la grabación de las voces de los abuelos de los novios hasta las palabras cargadas de amor, sin olvidar las risas de los invitados, especialmente cuando la novia cometió un inesperado error al decir “Yo, Manuel, te tomo a ti como esposa”. Estas anécdotas crearon un ambiente entrañable, mágico y divertido.
“Ninguno de los dos había imaginado que algún día nos casaríamos, e incluso Manu solía decir que no tenía interés en casarse. Sin embargo, tras ese día, estamos seguros de que repetiríamos el enlace una y otra vez sin dudarlo.
La noche anterior a la boda, la magia ya se sentía en el aire. En La Vela, con unas vistas impresionantes a la ría de Vigo, celebramos una Queimada que avivó la alegría y la unión entre nuestros seres queridos.
La ceremonia comenzó con nuestra entrada al ritmo del remix de Sarà perché ti amo.
El menú fue otro desafío. Queríamos ofrecer un menú típicamente gallego pero con el hándicap de que a mi marido y su familia no les gusta el marisco de concha; finalmente servimos un bogavante que fue del agrado de todos. No podía faltar la tradicional pulpeira, y le ofrecimos la primera ración a mi abuelo, fue un momento lleno de cariño y tradición.
Para el baile, elegimos una selección musical ecléctica que reflejaba nuestros gustos y abarcaba desde la melodía romántica de Amar pelos dois hasta la energía contagiosa de Kung Fu y Las doce.
Los detalles pusieron el toque más personal. Entregamos fotos a nuestros padres y abuelos como un pequeño homenaje a su amor y apoyo. Para mis amigas, un ramo del mismo estilo que el mío, acompañado de una foto y un mensaje especial”.
En su luna de miel en Tanzania, Paula y Manuel escalaron el Kilimanjaro, hicieron un safari y disfrutaron del descanso en Zanzíbar. Un viaje que simbolizaba la fuerza de su amor y la emoción de explorar juntos nuevos caminos.
A veces, el destino nos conduce por caminos que nunca habríamos elegido, pero que al final nos llevan exactamente a donde debemos estar. Nos enseña que, en su asombroso caos, en los momentos más inesperados nos otorga el don de entrelazar sentimientos de forma sorprendente, desafiando las probabilidades y colmando nuestras vidas de luz.
Fotografía y vídeo: Porriño Producciones
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