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Pazo do Faramello. El Balmoral gallego

10 Ene 2023 | Los mejores lugares donde casarse en Galicia, LUGARES MÁGICOS

Como en su día dijo la escritora gallega Emilia Pardo Bazán, “Hay muchos pazos, pero Faramello es único”. El Pazo de Faramello es un edificio civil de comienzos del siglo XVIII, de estilo barroco compostelano con claras influencias italianas, situado en O Faramello, una pequeña parroquia perteneciente al municipio de Rois, en La Coruña.

Pazo do Faramello – BOGA Magazine especial FITUR

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Pazo do Faramello

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Se encuentra en mitad de la ruta portuguesa hacia Santiago, rodeado por una fraga en frágil equilibrio que, según el Códice Calixtino, hace dos mil años albergó el legendario castro celta de la Reina Lupa, escenario de la traslatio del Apóstol rumbo a Compostela. Su construcción se organiza en terrazas para adaptarse a la orografía sobre el cañón del río Angueira (o río Tinto). Fue precisamente la fuerza de este afluente del Miño quien atrapó en el siglo XVIII a su fundador, el noble genovés Bartolomé Piombino Farcinetti Marqués de Piombino, hijo de los duques de Nocette, quien —una vez finalizado el Camino de Santiago— se enamoró de Feliciana María de Barbosa de Araujo y Farría, una compostelana nacida en Viana (Portugal).

Tras volver a su país natal, regresó en 1710 con su socio Jacobo Gambino (especialista en fabricación de papel) y quince operarios para levantar en este terreno la primera fábrica de Galicia. La Real Fábrica de papel del Faramello fue la primera industria gallega que perduró por más de dos siglos como una colonia industrial hasta que no pudo hacer frente a la competencia en plena revolución industrial; hoy todavía se pueden visitar los antiguos molinos con sus correspondientes aperos.

Entre las referencias históricas más destacadas del Pazo sobresale el hecho de que en 1808 fue centro de conspiraciones antifrancesas y la imprenta donde se grabaron pasquines contra Bonaparte que probablemente estén entre los primeros documentos escritos en gallego después de la Edad Media.

Uno de los privilegios más curiosos otorgados por Privilegio Real en 1815, que ostenta Señor do Faramello, es que puede entrar en la catedral santiaguesa montado a caballo; prerrogativa que, con buen criterio, nunca ha sido ejercida.

También, durante 30 años, el Pazo fue la única entidad que tenía permiso para expedir los papeles de la corona de Felipe V. Una vez que la producción papelera dejó de ser rentable se transformó en una ilustre vivienda por donde pasaron escritores, burgueses, aristócratas y soberanos como S.M. el Rey Alfonso XIII —que asentó allí su residencia estival en varias ocasiones— o el infante D. Luís de Baviera en sus visitas a Santiago. Manuel Fraga, presidente de la Xunta de Galicia entre 1990 y 2005, escogió también este lugar para pronunciar algunos de sus discursos navideños.

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Autores de renombre universal como Rosalía de Castro (No pazo onde nunca xea, a súa beleza conxeloume a alma), Camilo José Cela, Emilia Pardo Bazán y Alejandro Pérez Lugín nombraron en algunos de sus relatos literarios a este lugar. Precisamente este último autor destaca los alrededores principales de Faramello en una de sus obras La casa de la Troya (1915), reflejo estudiantil de la nobleza compostelana y —en su época— una de las novelas en castellano más leídas. Asimismo, el Pazo sirvió de escenario de rodaje de la misma obra y de series como Hospital Real o Serramoura.

En la actualidad, el Pazo está abierto tanto a las visitas como a la celebración de eventos previamente concertados. La visita corre a cargo de uno de sus tres herederos, D. Gonzalo Rivero de Aguilar. El itinerario incluye el interior de la mansión con su mobiliario isabelino, chimeneas de piedra, tapices flamencos, lámparas de cristal de Murano y retratos de los antepasados en diferentes estilos pictóricos , desde los claroscuros barrocos de los primeros habitantes hasta los más luminosos modernismos de los últimos.

En el exterior del edificio destaca uno de los dos cruceros más elevados del Camino Portugués y una capilla dedicada a la Virgen de las Nieves, en la que se encuentra un retablo creado por el escultor e imaginero José Gambino; este artista, nacido en el pazo, introdujo en Galicia la estética rococó y cambios iconográficos que condujeron a la renovación de la escultura gallega y perduraron hasta la segunda mitad del siglo XIX.

También se puede disfrutar de caldos autóctonos en la antigua bodega —convertida en sala de exposiciones— y de las antiguas caballerizas que en la actualidad son un pabellón donde se organizan eventos.

No se puede abandonar el Pazo sin contemplar varios lugares como la bajada por la corredoira de piedra del gran cañón del río, con su carballeira centenaria, los jardines franceses del siglo XIX con su cruceiro del XVIII y la cubierta vegetal de la Real Fábrica, los molinos industriales, el paseo por el Camino de Santiago portugué, el bosque de cerezos y castaño, el puente de piedra con hortensias y camelias, una fuente del siglo XIX, el salto de agua y su presa medieval, la terraza empedrada, los ciruelos japoneses —junto a la ventana veneciana— que en primavera florecen con espectacular belleza y el emotivo Xardín do Recordo, cuyos 81 árboles rinden homenaje a los fallecidos en el accidente ferroviario de Angrois de 2013.

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