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John John Kennedy y Carolyn Bessette. La icónica boda que prometía ser eterna

21 Sep 2023 | CELEBRIDADES, LO ÚLTIMO

Hace 27 años, en un día como hoy, John F. Kennedy Jr., contrajo matrimonio en secreto con una mujer proveniente de una familia de clase media de Connecticut. Más conocido como John-John, el hijo del 35º presidente de los Estados Unidos —John F. Kennedy— y de Jacqueline Kennedy Onassis, era considerado un miembro de la realeza estadounidense y uno de los solteros más codiciados del país.

E lla era una de las relaciones públicas más brillantes de Calvin Klein en Nueva York y el epítome de la elegancia neoyorquina en la década de 1990, con la capacidad de amar a su pareja por lo que era y no por quien era. Lo que impulsó a John a renunciar a su soltería y proponerle matrimonio el sábado 21 de septiembre de 1996.

Carolyn Bessette era la mujer de sus sueños: rubia, alta y guapa. Mantuvieron un noviazgo de dos años y tenían claro que querían una boda cálida, emotiva e íntima. Inadvertidamente, esto avivó aún más la fama que también sería el principio de su fin. Debido al acoso mediático que sufrían, la pareja eligió como lugar de la cermonia la pequeña Isla de Cumberland, de solo 50 habitantes, frente a la costa de Georgia. Por la isla vagaban más caballos salvajes que personas y solo se podía acceder a ella por mar o por aire.

boda Jhon Caroline

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boda Jhon Caroline

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Durante la semana previa a la boda, cada vez más lugareños comenzaron a darse cuenta de lo que estaba sucediendo: proveedores de catering, camareros, trabajadores del aeropuerto que vieron desembarcar a Ted y Caroline, el capitán del ferry que llevaba a los invitados… Sin embargo, el secreto estaba bien guardado. A los trabajadores involucrados en la boda se les obligó firmar acuerdos de confidencialidad.

Las festividades comenzaron el viernes por la noche en el confortable pero costoso hotel histórico Greyfield Inn, una mansión de tablillas blancas con nueve habitaciones. Durante la cena previa al enlace, un exultante novio brindaba por ser “el hombre más feliz del mundo”. La ceremonia tuvo lugar la noche siguiente en la pequeña Primera Iglesia Bautista Africana, construida en 1893 por esclavos negros. En los ocho bancos de madera de la capilla, tomaron asiento un selecto grupo de unos 40 invitados.

La música a capela estuvo a cargo del cantante de góspel de 40 años David R. Davis, que nada sabía de con quien se debía reunir para escoger el repertorio de la ceremonia hasta que se encontró con Carolyn y John. Quedó paralizado de la sorpresa y maravillado por el exquisito trato que le dieron y lo acertado de los dos himnos que escogieron: Amazing Grace y Will the Circle Be Unbroken.

Las flores fueron seleccionadas por la florista Rachel “Bunny” Mellon, diseñadora del Jardín de Rosas de la Casa Blanca y amiga de Jacqueline Kennedy. El área del altar fue adornada con vegetación dispuesta por Efigenio Pinheiro, el mayordomo de Jackie. La capilla, carente de electricidad, estaba iluminada con velas y lámparas de queroseno. El reverendo Charles J. O’Byrne leyó la ceremonia con la ayuda de una linterna debido a la escasa iluminación.

Caroline Kennedy, única hermana de John-John, fue la madrina. Vestía con un carísimo vestido de crepé de seda azul marino de cintura alta diseñado por Narciso Rodríguez, gran amigo de Bessette, para Nino Cerruti. El flamante novio vestía un traje de lana azul oscuro de botonadura sencilla con un chaleco de piqué blanco, ambos de Gordon Henderson —también amigo de Carolyn y el reloj Omega Ultra Thin de su padre.

Los pajes fueron sus tres únicos sobrinos: Rose, de 8 años, Tatiana, de 6 y Jack, de 3 años y medio. Lucían sendos vestidos de lino blanco hasta la rodilla, y el benjamín se encargó de llevar los anillos.

boda Jhon Caroline

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boda Jhon Caroline
boda Jhon Caroline

La novia caminó hacia el altar con un vestido de Narciso Rodríguez de estilo lencero, confeccionado en crepé de seda, complementado con un velo de tul de seda y sandalias de Manolo Blahnik de cristal. Cubría sus brazos con unos guantes blancos largos estilo ópera y sostenía un ramo de lirios del valle. El peinado consistió en un moño despeinado y sostenido por un clip que perteneció a su suegra Jacqueline. Todo un look minimalista para demostrar que sabía cómo hacer que la moda funcionara para ella, y no al revés.

El número de invitados fue extremadamente limitado e incluyó solo a familiares y amigos cercanos. Lauren, la hermana de Carolyn, fue la dama de honor, y el primo más cercano de John —Anthony Radziwill— fue el padrino. El evento fue inmortalizado en vídeo por el mejor amigo del novio, Billy Noonan. Mientras que Denis Reggie, un fotógrafo profesional de confianza de la pareja capturó los momentos icónicos. Reggie recuerda en especial el instante en que los recién casados salieron de la iglesia al anochecer, bajo una lluvia ligera, una imagen que más tarde sería la portada de la revista People. “Me conmovió esa galantería tan instintiva de John y la expresión de Carolyn, que lo decía todo. La forma en que fluía con su maravilloso vestido, moviéndose a todo ritmo, bajando las escaleras. Fue exactamente como la propia boda: sencilla, romántica y rebosante de un auténtico romanticismo”.

Solo la revista Time consiguió una entrevista con una vecina, quien relató que se había sentado en la puerta de su casa con palomitas, una cerveza y un tetrabrik de leche para observar a las celebridades que desfilaban por la zona.

Después de la ceremonia, los invitados se trasladaron a la recepción en camionetas proporcionadas por la mansión Greyfield. No faltó la tradicional tarta de tres niveles, cubierta con glaseado de crema de mantequilla de vainilla y adornos florales. Antes del primer baile de la pareja al ritmo de Forever in My Life de Prince, Ted Kennedy brindó en su honor. “Su brindis fue profundamente emotivo y abordó el tema de la familia, llevando a muchos a las lágrimas” señaló un testigo.

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La pareja logró mantener en secreto los detalles de su boda hasta después de la celebración usando varias tácticas para despistar a los medios, incluida la entrega de invitaciones en el último minuto y la omisión de detalles concretos. Fue una planificación que requirió seis meses de una brillante campaña de misterio y subterfugios con “la habilidad de James Bond y de toda la CIA”, según relataba Letitia Baldrige, ex jefa de gabinete de la Casa Blanca.

La noticia de la boda comenzó a circular al día siguiente de la celebración. La prensa arribó a la isla de Cumberland en barcos alquilados y, en al menos un caso, en helicóptero. Sin embargo, los recién casados ya habían partido hacia su luna de miel en Turquía. Con el tiempo, el encanto de ese día cedió ante un matrimonio que se desmoronaba de manera gradual, envuelto en una espiral de conflictos, depresión, abuso de sustancias, violencia y planes de divorcio. Todo culminó trágicamente el 16 de julio de 1999, cuando la avioneta que John F. Kennedy Jr. piloteaba se estrelló en el océano Atlántico.

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